Sé que, siendo yo una monja, tengo depositados en mí los anhelos de prodigios o maravillas (al menos de que cante bien) de cualquier child que venza su timidez y se atreva a devolverme un “Hola” o incluso un “¿eres monja?” y vea que soy mujer además de “hermana”.
No creas que no lo llevo mal. La cuestión es que ahora mismo tres horas de avión, dos de bus, si hay suerte diez minutos de coche como autoestopista, si no treinta y dos minutos más caminando hasta poder decir que estoy en casa y a eso súmale menudencias domésticas hasta poder meterme a la cama, me sitúan muy lejos y muy ajena a algo tan elemental para cualquier manual de milagros como es la omnipresencia o el teletransporte.
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Segundo párrafo:
Vivo en uno de esos lugares al margen de la carretera que sienten la perpetuidad de su propio estatismo. Incómodas interferencias habitadas de un paisaje continuo para cualquier pasajero del asiento de atrás de un coche. Para el del coche, que suele romantizar un poco, son “lugares” tocados por un Dios en su excepcionalidad, para los propios “lugares”, descuidos de toda lógica de progreso dejados de la mano del mismo creador.
Scotland + Venice Pavillion - Caochan
A Fragile Correspondence - 2023
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En cualquier caso volar vuelo, lo cual también podría parecer un milagro. Es parte de las bondades que tiene el ser una “monja soltera” como le suelen decir, que quiere decir que soy monja pero fuera de cualquier orden o hermandad. Por eso también lo de “hermana” me va por los pelos, sólo por Noe, mi hermana.
Viajo lo que puedo cuando tengo las cuentas y los hábitos aseados, y aunque ni hago pastas, ni calceta, ni cerámica, ni mimbre, ni licor, ni canto, ni toco la guitarra, escribo. Soy por tanto monja soltera y autónoma por escritora no por monja. Escribir me concede mi independencia. En lo demás torpe como una osa cuesta abajo y despistada incluso para recordar mis oraciones. No compongo.
Reconozco que escribir no lo hago mal, a puro de mucha lectura y de una cierta atracción bífida entre Santa Teresa de Jesús y Sean Connery haciendo de William de Baskerville en el Nombre de la Rosa, entre otros figurines, creo que encontré el lugar de mis cábalas en la palabra impresa. Mi madre me dio las letras y yo aprendí mi gramática, eso sí lo sé. Esto por ejemplo, de anteayer, que anoté con boli en el folletín de visita de una iglesia:
Es una ciudad que necesitas retenerla y no puedes,
que te entra toda entera cada vez
que levantas la vista y se borra
cuando la piensas,
que te mueve dentro como el agua la~traviesa pero siempre permanece quieta,
y te vas y se queda,
y te olvida,
y tú por vivirla no podrás no olvidarla.No te permite
que la hagas parte de ti,
vive inapropiada,
de sí misma,
permanece impropia,
no quizá para todas las personas,
sí para ti
que no la vas a alcanzar nunca,
y cuando te vas
es indiferente
y tú también,
porque seguramente navegues de vuelta
sobre la indiferencia de los que vinieron antes.
Ah sí, y viajo sola. De algo me tiene que servir la excusa de siempre ir acompañada de la mano de Dios, se despejan antes las dudas de qué hace una monja sola: “No lo estoy, me acompaña Maradona”. Viajo sola porque escribo sola, y porque cuando me da por dibujar, por poco que sé y me gusta lo que dibujo, también lo hago sola. Creo sola.
Como inconvenientes diré que como monja, lo que pierdo de mujer lo tengo que ganar de santa. No se me prevé descendencia pero sí cuidar enfermos, personas mayores o educar a la descendencia de otras. Nadie está para quejarse hoy pero la verdad es que yo sólo quiero escribir. De todas formas estoy satisfecha con lo que soy y para mí he conseguido, al menos con ese reducto explorador que me permito hacia fuera por haber terminado ya mi inspección interior. Creo.
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A pesar de que ahora escribo sobre una ridícula mesita de avión quiero hablar de que tengo una bicicleta Peugeot, en casa. No por nada sino porque no la he nombrado antes entre los medios de transporte que me quedan hasta la cama y es mi verdadera descendencia, la uso todos los días. Al menos para poder llegar a algún sitio desde mi casa, como al club de lectura con el grupo, por ejemplo. Las extasiadas. Mis amigas. Nada ya está, era sólo lo de mi bici.
Alessandro Baricco - La Via della Narrazione
Feltrinelli - 2022
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En fin, que tampoco tengo por qué yo estar dando explicaciones de todo, lo único que digo es que me sienta bien este hábito que he tejido para mí. Tiene tela. Es lo suficientemente incómodo como para hacerme levantar de vez en cuando a calmar algún picor y me viste y me protege y viste y protege mis palabras cuando me siento de nuevo a buscarlas, sola.
Siempre he considerado la exploración del margen un rasgo propio de mi personalidad, una personalidad “marginalista” o algo así sería. No sé si tiene mucho sentido pero sé que se refiere al hecho de estar siempre explorando “el más allá” desde “el más acá”, a buscar siendo, a absorber sin dejar de ser. Esto me permite seguir cogiendo aire. Y cuando encuentro esa discontinuidad que aún no es parte de mí la hago mi casa, como mi casa en la interferencia del paisaje, hasta que vuelva a salir o a mudarme.
Así mis hábitos crecen conmigo, cada hora más fuera cada día más dentro, y mis límites también se expanden, en mi caso de mi cama al cielo porque soy mujer y monja, y tengo que encontrar límites nuevos, llegar al menos a ellos, para lo cual siempre tengo la suerte de tener una bicicleta Peugeot.
Me despido con esto que me quedó en un bolsillo el otro día de viaje:
sobre el acto de rebeldía.
¿Qué es la rebeldía? Una duda. Una duda en voz alta.
Ahora bien, ¿Cuánto dura la rebeldía?La rebeldía se compone de actos entre los que la duda se convierte en movimiento. Como en la “storia” de Baricco, la rebeldía despliega su propio campo de fuerzas, eso sí, finito, mortal. Por tanto, ¿Cuánto dura la rebeldía?
La rebeldía es un corazón con ritmo propio.
La rebeldía es
un actoun escenario de libertad, de reconstrucción, de dejar de dar por hecho. ¿Es la rebeldía ir en contra? Siempre que hemos trazado una línea entre dos realidades alguien quiso alterarla, discontinuarla, borrarla. Redibujar es el trabajo de la duda, no vale con formularla en voz alta hay que convertirla en un pulso a la imaginación.El acto de rebeldía hoy
ya no es un capítulo más de un sueño,
es la storia que viviremos
que pudo nacer del libre ejercicio
de la duda y la imaginación.30 de Octubre
CM - Lo que me quedó en un bolsillo
Pabellón de Austria de la Bienal de Arquitectura de Venecia 2023
0,011
Noah Baumbach - Frances Ha
Noah Baumbach - 2013
Gracias por ser una de las 3,011x10^23 partículas que forman medio mol.
Nos veremos en domingo.